dormida?
4 febrero 2011 3 comentarios
A mi hija Paula le encantan los kiwis. Esto es tan cierto, que hoy en el super los vi, y agarré una bolsita para poner varios para ella, que andaba toqueteando todo con Santu por otras góndolas. Cual fue mi sorpresa cuando la veo venir junto a una bolsa llena de kiwis, que al grito de «ma mirá lo que traje» y una sonrisa de ojitos pícaros dejó casi al lado de la que yo ya había puesto.
Y hace un rato, cuando me levanté de la cama —otra vez con insomnio— me fui a la cocina y me agarré uno, me acordaba de su carita y se me explotaba el corazón. Lo comí parada en la cocina, agarré una cucharita, le saqué la tapita y fuí sacando el contenido, que es para mi, la mejor forma de comerlo. A mi también me encantan, esa mezcla de dulce y ácido creo que no la tiene ninguna fruta. Me acuerdo la primera vez que los vi, tendría 15 años y mi mamá había llegado con la novedad que el verdulero había traído unas frutas exóticas. El cuento era que el sabor podía ser diferente cada vez que comías uno, y yo no se si el tipo se drogaba o que, pero el kiwi tiene el mismo gusto siempre: a kiwi.
Seguía con hambre, abrí la heladera para agarrar otro, y veo sin poder creerlo el pote de «Pantene Pro V – Tratamiento Intensivo para Brillo» en uno de los estantes silbando bajito, ¡me agarró un ataque de risa! Quien sabe dónde tenía la cabeza cuando guardé las cosas de la compra, en su lugar seguro que no. O será la edad, me está llegando la ancianidad.
Otra vez son las tres de la mañana, pero ahora entiendo un poco el porque de mi desvelo. Es que se me hizo un círculo vicioso; antes de ayer dormí cuatro horas nada mas y cuando llegó la tarde hubo un momento que me recosté para hablar por teléfono y quedé ahí, disimuladamente cerré los ojos y me abandoné. Pero, ese ratito fue suficiente para que a la noche no esté muerta de sueño y otra vez me acosté tarde. Obviamente, no logré amanecer temprano ni de casualidad, y eso que varias veces escuché que sonaba el teléfono de casa, el celular, nuevamente el de casa, el celular… Ahí logré reaccionar y ví que era de uno de mis laburos, atiné a ver que eran casi las doce del mediodía y me dije muy a mi pesar «es hora».
Lo curioso es que odio despertarme tarde. Soy mas bien diurna. Me encanta aprovechar el día, y así como voy… Me voy a tener que convertir en drácula.
(Aunque hable boludeces y no cuente de entrenamientos, lo estoy haciendo!)
Dijeron al pasar: